miércoles, 9 de agosto de 2017

UN FESTIVAL DE POESÍA Por HAROLD ALVA.


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Me preguntan por qué realizar un festival de poesía, me preguntan por qué insistir contra la corriente. Considero que organizar un festival de poesía significa mucho más que luchar contra la corriente. En un país de tradición como la nuestra, debería ser un imperativo que nuestras autoridades y la empresa privada apuesten por este tipo de iniciativas. La poesía es un arte que ayuda a sensibilizar a quien la lee, es la expresión más profunda y honesta, de allí que hayan poetas que terminaron sus vidas de forma desolada: con la poesía no se puede fingir. Con la poesía se duele sin máscaras ni atenuantes, con la poesía el golpe cae directo o a traición, con la poesía podemos rehumanizar el mundo. Por eso se realiza un festival de poesía: para rehumanizar el mundo, para reunir a quienes asumieron el sacerdocio de mostrarse a través de las palabras; se realiza un festival de poesía para decirle a la ciudad que todavía es posible recuperarle el corazón, para decirle al mundo que todavía podemos quebrarnos de alegría o de nostalgia, que todavía podemos romper la frialdad de este sistema, de esta carrera de autos que cruzan la calle con la velocidad de un autómata que sabe que más allá del vacío sólo existe otra plataforma de tristeza. Se realiza un festival de poesía para llamarle la atención a la indiferencia, para decirle a quienes nos dieron alguna vez la espalda, que aprendimos a vivir por la sola sensación de reconocernos en un verso, en una palabra que se pone de pie sobre nuestras palmas, se realiza un festival de poesía para explicarle a quienes nos cerraron las puertas que nuestras ventanas siempre estarán abiertas, porque el poema siempre será una ráfaga de libertad, un proyectil para anunciar la primavera. 

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