viernes, 26 de mayo de 2017

"DOMINGO DE RAMOS" Por VANESSA ESTHER DEACOSTA ARZÁPALO


Recuerdo cuando te abrí las puertas de mi casa,
Fue un domingo de ramos:
Los noticieros y sus muertos,
Los feligreses adorando su culto
Y en la pared el reloj susurrándome al oído
Que la espera está a punto de acabar.
El café pasado, el sofá arreglado
Una colección genuina de blues y de jazz,
Una ropa casual y un perfume de diario,
Mi cabello suelto y mi boca al natural.
¿Notaste aquella noche, cariño mío,
mis ansias de verte llegar?
¿Recuerdas? Mi madre estaba despierta
Te abrí la puerta, mi sonrisa brilló en tu mirada.
Una enorme lámpara de cristal te dio la bienvenida,
Miraste con asombro la salita de mi casa
Hasta que tus ojos, tus inmensos ojos cansados,
en mi cuerpo sutilmente se posaron.
Y tus manos, curtidas de piel y delirio, trazaron
Imaginariamente su paso entre gritos de júbilo
Rasgando el silencio imperante de esa noche.
Porque era de noche y era domingo,
Era un domingo de ramos;
Y el café ya se había enfriado,
Y el sofá desarreglado.

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