jueves, 16 de febrero de 2017

"FUENTE CÓSMICA" DE CARMEN FLORES. Por ANA MARIA GARCIA



                                             Carmen Flores y su hija Angela


(A continuación presentamos las palabras inteligentes y certeras de la maravillosa poeta Ana María García, sobre el último libro de la poeta-amiga Carmen Flores. La actividad se realizó en el Club Social Miraflores. Felicitaciones)

             
                                               Ana María García y Carmen Flores.

Agradezco a nuestra amiga Carmen Flores el que nos haya invitado a la presentación de su nuevo libro, Fuente Cósmica. La poesía, entre todos sus bienes, tiene este y es que es capaz de reunir a los amigos en torno de ella para celebrarla. Y es que no podemos perder de vista que ella, la poesía, será siempre la protagonista. Naturalmente que ella necesita de nuestras manos, de nuestras mentes, de nuestras sensaciones, de nuestros avatares, dolores y frustraciones, para escribirse pero que en definitiva, la poesía, como todo dios y toda diosa tiene el atributo de su unicidad junto al atributo de su gloria, de su universalidad, de su distinción y sobretodo de su convocatoria y su exigencia de fidelidad y culto.

Y si hablamos de fidelidad y culto, es justo reconocer en Carmen Flores un ejemplo a todo dar. No he visto persona con mayor fidelidad a su trabajo poético y con mayor constancia y perfección en el seguimiento del culto poético. Y así, como el dios bueno responde a sus fieles, así, la poesía ha respondido con generosidad a ese culto brindado, debo decir también, con gran entusiasmo y absoluta pulcritud, por nuestra poeta, quien ha entendido perfectamente,  y así lo refleja el tránsito de toda su obra, que la poesía, como les decía anteriormente, tiene un carácter cósmico y proviene de una sola fuente. Por ello es importante que nos detengamos en el título Fuente Cósmica que va en la carátula y empata perfectamente con la pintura titulada Noche estrellada, pintura que, como es conocido, fue pintada por Van Gogh de memoria, es decir durante el día y no en la noche y que se dice es el panorama de una de las noches en las que el artista, fascinado por lo nocturno, grabó estás imágenes para luego reproducirlas. Pero, además de todo ello, una de las cosas que llama la atención es que en el año 2004 el Hubble toma una fotografía de una estrella, la V838 llamada Monocerotis y las nubes de gas que envuelven a la estrella son muy parecidos a los patrones giratorios de la pintura. Todo esto nos refiere a la gran sincronía que envuelve a la poesía, que es verdaderamente quien nos envuelve en un magnífico giro cósmico más allá del tiempo, más allá del espacio y por supuesto, más allá de cualquier persona y de cualquier poeta.


A esta grande y compleja circunstancia mística en la que estamos todos necesariamente involucrados y a la que llegamos desde no sabemos cuándo ni cómo y que nos resultará siempre ajena a voluntades o licencias, es a la que nuestra poeta se refiere cuando, emocionada como una niña que en su interior escucha su propia revelación, ella descubre también que ha sido cautivada por voces insistentes que la incitan a la proclamación y que ella siente en todo su ser. (La otra voz, p. 21)

Fuente Cósmica  es un poemario impregnado de metáforas grandes, en las que los elementos de la naturaleza se manifiestan en sus formas primigenias, el agua y sus formas, el rio y el mar, el fuego, el viento, la luz, la sombra, las nubes, la piedra, pero también la naturaleza viva, el árbol, las aves. Sin embargo, prevalece la identificación con el universo y su misterio: las estrellas, los astros, estrellas, los abismos, las constelaciones… todo aquello que remite a lo grandioso, a la magnificencia.

El yo poético se pregunta con insistencia por el origen. La figura de la semilla es la metáfora que remite necesariamente a esta inquietud, vigente en el poemario. Una posible respuesta que puede encontrar a poeta, no ya el yo poético, es el libro mismo.  Por ejemplo, en la figura del  “naufragio” que el yo poético hace suyo  y que implica varias dimensiones en su literalidad, más allá de la metáfora: una de ellas es movimiento, movimiento de pérdida por fragilidad de la embarcación ante la inmensidad del elemento; pero la otra dimensión es la gran posibilidad de respuesta de la vida, la elevación del espíritu, el triunfo del náufrago es la gloria de su renacimiento. (Marea, pag. 25) Y también lo dice de otra manera el poema Esencia de mujer (pag. 23)

La poesía de Carmen Flores nos ofrece una dimensión cósmica a través de la revaloración de imágenes simples que en momentos como los que vivimos, quedan casi ajenas a la vida de todos los días y que es muy saludable rescatar.  Este libro es el quinto de su producción editada y consta de 30 poemas a través de los cuales, Carmen Flores nos muestra  la sensibilidad de su espíritu, que queda cautivado, desde siempre, por el gran cosmos, pero también por los afectos, por los lugares, por los signos que ella ha sabido ir descifrando y para ofrecernos hoy este libro, cuya lectura nos hará entrar a un universo distinto en el que podemos purificar nuestro espíritu a la vez que nos deleitamos con sus delicadísimos versos.

Miraflores, 6 de diciembre del 2016.




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