miércoles, 12 de octubre de 2016

LA GENERACIÓN POÉTICA PERUANA DEL 59. POR EDUARDO ARROYO LAGUNA.





Estos literatos han nacido  iniciándose la década del 40 y por tanto, son prácticamente hijos de la posguerra (1945). El conflicto bélico los marca así como el colosal desarrollo tecnológico epocal, el dominio mundial estadounidense y los sucesos internos de la política peruana. Crecerán durante el primer gobierno  de don Manuel Prado y Ugarteche (1939-1945), un representante de la oligarquía financiera. Eran los años de un Perú gobernado despóticamente por catorce familias y el clásico péndulo civil-militar se sucedía en el manejo político del país.

 Muchos golpes militares deben haber inquietado a estos hombres de la pluma. En la década del cuarenta, se suceden los gobiernos de Manuel Prado y Ugarteche, Luis Bustamante y Rivero y antes de ingresar a los “Apachurrantes años 50” ( como los denominara Guillermo Thorndike) ocurre el golpe de Estado del general Manuel A. Odría quien desbanca a Luis Bustamante y Rivero y gobierna por ocho años hasta que retorna por segunda vez al gobierno, don Manuel Prado y Ugarteche (1956-1962).

En los años 50, el imperio norteamericano, triunfante de la segunda guerra mundial, lanza su estrategia neocolonial para dominar al mundo. Esta buscaba asegurar su victoria limitando la acción de la Unión Soviética, también triunfante de esta guerra. Para ello abrió relaciones culturales, diplomáticas, militares con todos los países del planeta extendiendo la ideología desarrollista, que acentuaba la necesidad de industrializarse. El desarrollismo industrialista pasaba por ser objetos de inversión ilimitada de las grandes corporaciones transnacionales, de incorporación de maquinaria y tecnología del imperio, por abrir el mercado a sus técnicos. El Perú y América Latina continúan siendo en la geopolítica de posguerra el “patio trasero” del imperio. Solo Cuba se alía a la estrategia soviética de posguerra pero en su conjunto nuestro país se mueve en la esfera de dominación estadounidense.

Tal vez sea la épica de la lucha cubana por generar un modelo de desarrollo diferente al imperial lo que caracterice e influya en esta generación, que bien puede denominarse la generación poética del 59. No se trata de cambiar por un año las fechas sino de entender que las generaciones son más bien marcadas por algún hecho trascendente que defina su carácter. En líneas generales, los literatos son muy fuertemente influenciados por la épica de la toma del Cuartel Moncada y el triunfo de los barbudos de Sierra Maestra.

Así pues, las décadas del 40 y 50 son claves para entender la psicología y apuesta de esta generación, la que estará influenciada por la alternancia civil-militar en el manejo de nuestra sociedad, el manejo aristocrático de la política, la amplia exclusión social reinante sobre las masas populares, la represión callejera y la prisión de los líderes radicales, hechos que influyen en las apuestas de estos poetas que toman partido por crear un mundo nuevo comprometiéndose con el cambio social  en lucha frontal con la opresión imperialista, la injusticia, la miseria y las clases dominantes regentes de un orden social desigual. Encarnan el radicalismo de las clases medias que se prepara en los años 40 y 50 y hace eclosión en la década del 60.

                                 LAS LÍNEAS MAESTRAS DE LOS AÑOS 60

Tanto los elementos épicos de la guerra revolucionaria de Cuba como los grandes adelantos tecnológicos de los años  60 marcan a esta generación. Son años de eclosión, muy turbulentos, de toque a zafarrancho. Todo confluye para que los jóvenes aspiren al cambio social.  Ser conservador era un sinsentido en esa época. Son claves los siguientes sucesos: el hippismo en EEUU (1956) e Inglaterra, la revolución cubana, la aparición del rock and roll con Chuck Berry y Bill Halley, la televisión, el boom de la literatura latinoamericana; la revuelta de mayo de 1968 en París, guerra de Vietnam, la primavera de Praga, la matanza de Tlatelolco (México). En el Perú influyen la acción guerrillera y el poeta Javier Heraud fallecido en sus inicios, revueltas campesinas, las frustradas elecciones en 1963, golpe militar reformista en 1968.

En el mundo del arte se crea una cultura transgresora, radical, la de los beatniks con su cabeza Allen Ginsberg, Jacques Keruac y desde Europa T. S. Elliot impregna el mundo con su coloquialismo, con su trato de la cotidianeidad que en sociología y filosofía vienen de Hannah Arendt y Agnes Heller. Ya no prima la lógica de estructuras por encima de los individuos sino que va a adquirir autonomía la lógica de actores por encima de sus estructuras de vida, sus circunstancias epocales. El twist, el rock and roll, Los Beatles, Chubby Cheacker, Rolling Stones, Carlos Santana, Bob Dylan, Woodstock marcan a esta generación y a su vez, esa generación marca al mundo con su huella original. Serán los años en que surja el boom literario centralmente narrativo con Gabriel García Márquez a la cabeza, Julio Cortázar (Argentina), José Donoso (Chile), José Lezama Lima y Alejo Carpentier (Cuba), Carlos Fuentes (México), Juan Carlos Onetti (Uruguay), Mario Vargas Llosa (Perú). En poesía destacan Juan Gelman (Argentina); Víctor Jara, Isabel Parra, Enrique Lihn (Chile); Pablo Milanés (Cuba).

Para el Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos será el semillero inicial y en ella leerán sus poemas Heraud, Corcuera, Naranjo,  Calvo, Orrillo, Razzeto,  Pedro Morote, César Franco, Carmen Luz Bejarano, la única mujer de esa agrupación poética. Esta generación llevó la poesía a las masas sociales y devolvió al pueblo el arte de la palabra.

De otro lado, la década del 60 será considerada como la década del siglo XX por sus  aportes a la historia de la humanidad como por abrir el camino al desarrollo de las tendencias que habrán de acentuarse con el correr de los tiempos. La llegada de la especie humana a la luna (1963) y la forja de la informática así como el carácter levantisco de los movimientos sociales definen a esos años.
Sostiene Manuel Castells (1) que es en la década del sesenta que se establecen las tendencias que marcan los fines del siglo XX y sellarán inevitablemente al siglo XXI. La revolución de la tecnología de la información generará una sociedad-red unida por lazos virtuales. Las primeras computadoras son de entonces y tardarán algunas décadas en llegar a nuestro continente. La economía se hace virtual. El nuevo mundo se estructura a partir de un espacio de flujos. Se hablará  de una sociedad-red, una economía informacional/global y una cultura de la virtualidad real. Por otra parte, se extenderá la crisis económica tanto del capitalismo como del estatismo y sus reestructuraciones subsiguientes. Finalmente, las sociedades mundiales serán conmocionadas por una eclosión de movilizaciones que cuestionan las bases patriarcales de nuestra civilización. Se impondrá una veta

(1)     Castells Manuel, “Fin del milenio”. Volumen 3 de “La era de la información. Economía, sociedad y cultura”. Alianza Editorial, primera reimpresión 1999, Conclusiones, páginas 369-370

antiautoritaria, la defensa de los derechos humanos, el feminismo y el ecologismo. Serán los días en que se instale una fuerte crítica al patriarcalismo y la civilización que ha engendrado. Los movimientos antipatriarcalistas de la época (feminismo, el culto al amor libre, la lucha de las minorías y multitud de prácticas sexuales diversas: gays, lesbianas, transexuales);  el ecologismo acentuando la comunión del ser humano con la naturaleza de la que es miembro y portador; las luchas de los negros, latinos, chicanos, pieles rojas,   culturas aborígenes originarias por ser incluidos y ser aceptados en un diálogo de civilizaciones.
                    ¿QUÉ SIGNIFICA EL CONCEPTO DE GENERACIÓN ?
La vanguardia intelectual encarnada en Heraud, Corcuera, Calvo, Orrillo, Cisneros, Federico García Hurtado y otros nacía y crecía acunada por una serie de fenómenos epocales dignos de considerar. Se los suele denominar generación del 60, en una tradición que establece generaciones cada diez años. Hablar de generación es saber cómo se forjan los proyectos en una sociedad. Participan en ellos sea los intelectuales, los políticos, las clases sociales, las masas sociales, los movimientos. En realidad, todos aportan pero la preponderancia de ninguno de estos conceptos  es absoluta aunque Ortega y Gasset dé una importancia esencial al concepto de generación (2).

No olvidemos que las clases sociales, conscientes del tipo de sociedad a construir o mantener, luchan  por la hegemonía de sus proyectos. La base material de sus asientos productivos gravita en la constitución de sus modelos de sociedad, alternativas y soluciones. Así, el concepto de clase social adquiere un peso relevante y fundamental. Pero nada desdeñable es, como bien se encarga de demostrarlo la historia, la categoría de generación. Por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas plataformas políticas, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura, novedad y fuerza del mensaje permiten

(2)     Ortega y Gasset José, “Idea de las generaciones”, Nº 3, Año 1933, Volumen V de las Obras Completas.                                           
                                      “En torno a Galileo: esquema de la crisis”. Obras Completas, Revista de Occidente, Madrid, Tomo V, 1951, páginas 30-39.
                                    “El tema de nuestro tiempo”, 1923. Alianza editorial, 1983. Revista de Occidente, Madrid, páginas 146-147.

hablar de generación. Las edades pueden acercar a los miembros constitutivos de una generación sin ser, necesariamente, su carácter distintivo aunque en la concepción orteguiana y de Julián Marías el ser coetáneos y cubrir el mismo espacio geográfico caracterizan  a una generación, a lo que añaden una peculiar sensibilidad vital, un ethos epocal, el mismo contexto y entorno.
Generalmente la categoría de generación es utilizada en el sentido biológico-temporal dentro de los marcos orteguianos que plantea el surgimiento de generaciones cada  quince  años. La generación puede entenderse como el canto de juventud. Pero la generación es mucho más que algo motorizado por la edad. Ortega y Gasset, además, habla de “figuras epónimas” o representativas de cada agrupación.

Relacionar las generaciones con ciertas fechas significativas que conmocionan a grandes agrupaciones humanas es ciertamente más significativo que estar estableciendo taxonomías que se separan cada diez o quince años, matemáticamente. Tal vez sea más importante considerar la clasificación de generaciones que hace Karl Mannheim quien ha planteado que las generaciones se caracterizan por estar marcadas por acontecimientos generacionales, que marcan la niñez y la juventud y que tendrían una influencia grande en el resto de la vida de los miembros de estas generaciones (3)
Ricardo Gonzales Vigil (4) discrepa de la teoría de las generaciones de José Ortega y Gasset y su discípulo predilecto Julián Marías que ha llevado, en el caso peruano, a una profusión sumamente rápida de generaciones: 50, 60, 70, 75, 80, 90. No solamente se habrían dado generaciones cada diez años sino en un caso se desdoblan en cinco años. Más bien, en el caso peruano, sostiene González Vigil, las agrupaciones generacionales se habrían dado en 1915, 1930, 1945 y 1960, siempre relacionadas a grandes cambios sociales, sea  respectivamente la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa, el crack del 29, el término de la segunda guerra mundial o la Revolución Cubana y las guerrillas, la cultura Beat y underground y el boom de la narrativa latinoamericana a partir de 1959.

(3)     Mannheim Karl, “El problema de las generaciones” en “Sociología del conocimiento”, Berlín 1964, páginas 509-565.
(4)     González Vigil Ricardo, “Poesía peruana siglo XX”. Tomo I, Ediciones COPÉ, Lima-Perú, página 34.


Se pregunta González vigil: “¿Qué es  más importante para ubicar generacionalmente a un autor: la fecha de su nacimiento, de su primer libro escrito, de su primera publicación o de su maduración artística?” (5). Nos dice que poquísimos poetas debutan maduros. Un caso excepcional en la generación del 59 sería Javier Heraud, de muy corta vida. En esa línea irá la poesía de Corcuera (el de mayor edad) como Naranjo, Calvo, Orrillo en su primera aparición pública, los llamados de la influencia española para diferenciarlos de los del “británico modo” (Hinostroza, Hernández, Cisneros).
Nos dice González Vigil que”…En el caso de la poesía peruana, lo que existe son “deseos generacionales” y no verdaderas generaciones que realicen cabalmente su proyecto creador… La pobreza y falta de toda clase de recursos de apoyo en la vida cultural peruana, aunada a la multiplicidad geográfica, étnica, lingüística, etc., ahoga el anhelo juvenil de modificar sustancialmente el horizonte cultural del país. Certeramente Leonidas Cevallos consignaba la dificultad de “señalar, en un país como el nuestro, el nacimiento de una generación (…) las generaciones en pocos años se deterioran y pierden sus límites y propósitos, no en los avatares de un intercambio polémico, sino más bien por la ausencia de éste” (6).

Continúa González Vigil sosteniendo que a partir de “…la muestra generacional “Los nuevos” (1967) de Leonidas Cevallos se ha generalizado el reconocimiento del importante rol innovador llevado a cabo por la generación del 60 dentro de la poesía peruana. De un lado, la cancelación de la pretendida oposición entre la “poesía pura” y “poesía social” o “comprometida”; y, de otro lado, la asimilación plena de los recursos y designios creadores (en su mayoría de matriz vanguardista, siendo su eje el Imagismo de Pound y Eliot) de la poesía de habla inglesa: el anhelo de un “poema total” que no sea sólo lírico, sino que integre lo lírico a lo épico y aun a lo dramático (fusión conseguida, otrora, por los poemas homéricos y por Dante), lo cual conlleva el empleo de coloquialismos y recursos narrativos; también, la integración de diversos niveles de lengua y perspectivas (característica cubista extremada por el Imagismo de Pound), la actitud reflexiva- desmitificadora-irónica (ahí

(5) Gonzalez Vigil, ob. ant. cit., página 35
(6)Ibidem, página 35

se suma la lección del alemán Brecht), las referencias culturales en diversos idiomas, etc” (7).
En el caso peruano, la asimilación de la poesía inglesa contemporánea cuajó entre 1964 y 1968 y recayó en los poetas del “británico modo”, tanto Cisneros como Luis Hernández y Rodolfo Hinostroza que trabajan la idea del “poema total”  mientras que los que los anteceden fueron influenciados por las vertientes francesas y castellanas presentes en Heraud, Calvo, Corcuera, Naranjo, Orrillo,  Razzetto, Carnero Roqué y los primeros poemarios de Cisneros y Hernández. Estas influencias francesas, españolas, además de italianas, alemanas cuando no orientales van a persistir en los vates de esta época, a los que hay que añadir a Juan Ojeda, Marco Martos, Ricardo Silva Santisteban, Santiago Aguilar, Livio Gómez, Manuel Pantigoso, Carmen Luz Bejarano, Pedro Morote. En Hildebrando Pérez Grande primará la savia andina.

Serán pues, tanto los hechos sociales significativos, el elan vital epocal como las propias tendencias literarias poéticas del momento, las que definan a una generación. Nosotros preferimos hablar de hechos sociales nunca desgajados de su entorno y de su basamento clasista. Es la concepción de Mannheim que en este caso, más que hablar de generaciones cada diez años (50, 60,70) reseña los hechos sociales claves para identificar a sus miembros constitutivos ya que estos hechos sociales marcarán las vidas de los individuos que conscientemente en esas circunstancias y movidos por esos hechos sociales se lanzan a transformar el mundo.

Hay, pues, muchas semejanzas en sus acercamientos teóricos al tema de las generaciones entre los planteamientos de González Vigil, Oscar Araujo (8) y Karl Mannheim. El hecho social más significativo que explica el carácter contestatario de la generación del 59 es el alzamiento en armas de los guerrilleros cubanos, lo que marca a toda una época, no sólo en nuestro continente sino en el planeta entero.

(7) González Vigil Ricardo, “Poesía Peruana Siglo XX”, Tomo II, Ediciones Copé, Lima, 1999, Prólogo, página  25 .
(8)     Araujo Óscar, “Como una espada en el aire”. Antología documental, testimonial y poética de la generación del 60. Editado por la Universidad Ricardo Palma,  Noceda Editores S.A.C. y Mundo amigo ediciones. Primera edición, Lima 2000, pág. 15.
     
De otro lado, Pablo Macera acuña el concepto de “generación-clase” que nos dice algo más totalizador y puede servir para explicar el cómo en nuestra sociedad el proyecto y el poder han estado siempre divorciados.

Estamos hablando, además, de una generación limeña, constituida tanto por escritores nacidos en la capital peruana como por provincianos afincados en Lima (Corcuera, Calvo, Federico García). Fuera de Lima se dan otras expresiones generacionales. Estas, por la centralidad y la fuerza de los medios de expresión, no suele ser conocida, reconocida o no merecen una valoración mayor sus apreciaciones literarias, políticas, sus proclamas, sus manifiestos.

“El Río” de Javier Heraud es considerado el primer libro generacional. “El río y “El viaje” de Heraud;  Sombra del jardín”, “Noé delirante” y “Primavera triunfante” de Arturo Corcuera; “Junto al amor” y “Los encuentros” de Reynaldo Naranjo; “Poemas bajo tierra”, “Ausencias y retardos” de César Calvo; “Consejero del lobo” de Rodolfo Hinostroza; “Orilla” y “Charlie Melnik” de Luis Hernández; “La memoria del aire” y “Travesía tenaz” de Winston Orrillo; “Casa nuestra” de Marco Martos; “Comentarios reales” de Antonio Cisneros; “Ese cantar de alondra” y “La rama natural” de Germán Carnero Roqué; “Abril y lejanía” de Carmen Luz Bejarano y otros autores más.

Alberto Escobar planteará que (9) “…En  1965 sostuvimos la pertinencia de usar una periodificación que se apartara de la historia política o de las clasificaciones que trasladan, sin mayor análisis, los esquemas de literaturas europeas….sólo a partir de 1960 se abre en verdad un nueva etapa en el devenir de la poesía peruana…un ciclo en el cual los poetas cuestionan las bases de la tradición generada en la etapa de los fundadores…”. Para Escobar, es entre 1911 y 1922 que se define el proceso de nuestra poesía, propiamente los años en que se inicia la Literatura Contemporánea del Perú que iría de 1911 a 1960.

Eguren, Vallejo y Adán fundan los basamentos de nuestra poesía contemporánea. Los poetas del 40 al 60 constituyen un momento específico y final dentro del ciclo de los fundadores, que quiere decir, que estos vates fueron usuarios ya de una tradición, de un

(9)     Escobar Alberto, “Antología de la poesía peruana”, Tomo I (1911-1960). Biblioteca Peruana, Ediciones PEISA, Lima-Perú, Tomo I (1911-1960),  Prólogo, páginas 8 a 15, 1973.

conjunto de actitudes ante la realidad y la lengua siendo sus sistemas expresivos heredados de sus padres fundadores. Tanto Florián como Eielson, Salazar Bondy, Varela, Guevara, Romualdo, Bendezú o Belli parten de estos peldaños y los del 59 los continúan con mayor intensidad.

Pero Escobar reconoce que los poetas que surgen con fuerza en la producción literaria de los años cincuentainueve, inician un ciclo en la evolución de nuestra poesía y del país, siendo la revolución cubana la que los marca acendradamente.


Poetas de la talla de Heraud, Edgardo Tello, Guillermo Lobatón, Juan Chang Lévano, todos ellos guerrilleros socialistas, nos hacen ver que la cultura y la poesía no existen al margen de la sociedad ni la política. 


NOTA: El próximo 27 de octubre, en el Club Social Miraflores, el Dr. Eduardo Arroyo será condecorado con la Medalla "Palabra en Libertad" de la Sociedad Literaria Amantes del País.


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